La fiesta de Purim, precedida por este Shabat Zajor nos pone en contacto con la memoria y nuestra necesidad, consciente o no, de rememorar el pasado para encontrar allí una mejor comprensión de nuestro presente.
Zajor, Recuerda. Ese es el mandato de la Torá y es, detrás del jolgorio carnavalesco, el mensaje de Purim. Conocer nuestro pasado es vital para comprender quienes somos. Pero eso no es suficiente.
El tratado talmúdico de Brajot, finaliza con un conocido Midrash sobre el versículo de Isaías (54:13): “Todos tus hijos serán estudiosos de Adonai y será grande la paz de tus hijos. No leas “tus hijos” – Banaij, si no que debes leer “tus constructores” Bonaij.
Me gusta lo que nuestros sabios nos enseñaron en este pasaje. Somos Banaij – hijos y también somos Bonaij, constructores. Una parte de nosotros nos viene dada como “hijos” - recibimos un bagaje de nuestra familia que define también nuestra identidad – pero hay otra parte, la de constructores que nos convierte precisamente en forjadores de nuestro destino.
Y en ese sentido, la pregunta es ¿cómo y cuánto aporta nuestra parte de hijos a nuestro propio camino como constructores? O si me lo permiten en sentido inverso, para ser más claro, ¿Cómo la construcción de mi identidad da sentido y proyecta la “herencia” que recibí?
La tradición judía nos invita permanentemente a encontrarnos con el pasado, pero no a hacerlo con un dejo nostálgico por una reminiscencia lejana, sino como experiencia de vida que nos cuestiona y nos desafía, como un ejercicio que nos permita encontrar allí los significados que le dan sentido a nuestra vivencia contemporánea.
Allí donde el pasado nos invita a confrontarnos con el presente, habita la semilla de un futuro promisorio.
Shabat Shalom y Purim Sameaj
Gustavo
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