jueves, 17 de marzo de 2011

Parashat Tzav

Los Rabinos de la UJCL escriben acerca de la parashá de la semana
Rabina Daniela Szuster
Congregación B´nei Israel
Costa Rica


Korbán Shelamim y nuestra dificultad de agradecer


En la parashá de esta semana, al igual que en la anterior, se nos describen las cualidades de los diferentes Korbanot (sacrificios) que había que realizar en el Mishkán (Tabernáculo). Entre ellos, hay uno que se llama Korbán Shlamim, cuyo objetivo era agradecer a D”s por alguna situación que se estaba viviendo. 


Según la tradición, se solía ofrendar este sacrificio en momentos en que alguien sobrevivía a una situación de peligro como ser el haberse curado de una enfermedad grave, salir de la prisión, cruzar un océano o sobrevivir de una travesía por el desierto. Dicha práctica es el origen bíblico del rezo Birkat HaGomel que se dice hasta nuestros días en las sinagogas.

Es interesante que en el libro Vaikrá Rabá, los sabios dicen: “En la postrimería de los días todos los sacrificios habrán de ser cancelados, menos el sacrificio de acción de gracias; todas las oraciones van a ser canceladas, menos la oración de gracias” (Vaikrá Rabá 9, 7). La pregunta que surge de este texto es por qué es diferente este tipo de sacrificio de los demás. Qué lo hace tan especial, como para que sea el único que no será anulado?


Hay quienes explican que la mayoría de las ofrendas tenían como propósito enmendar algo que nosotros deterioramos con nuestras propias manos: el sacrificio de culpa (asham) se traía por diferentes tipos de transgresiones, el sacrificio de expiación (jatat) se traía por pecados involuntarios y el sacrificio de holocausto (olá) se traía por los malos pensamientos. 


Sin embargo, el korbán todá, es diferente a los demás. Esta ofrenda se traía sin que medie trasgresión alguna; más bien, era entrega pura. Quizás por esta razón dicen nuestros sabios que en el futuro todas las ofrendas serán canceladas, a excepción del sacrificio Shlamim; el carácter de este sacrificio es único e incomparable. 


De hecho, el nombre de este Korbán proviene de la palabra Shalom o shalem, que significa estar en paz o completo, íntegro, con uno mismo. Solo en un momento de paz y completitud es que se puede apreciar nuestro alrededor y agradecer por lo que tenemos. 
Solemos quejarnos por todo y de todo. Esto significa que sentimos que tenemos el derecho a que se nos dé todo lo que deseamos y elegimos. Nos merecemos todo y no pensamos a la inversa, de manera humilde. Nos olvidamos de que en realidad venimos del polvo y a él volveremos. 


Todo lo que poseemos o recibimos debiera ser motivo de agradecimiento; todo lo que llega a nuestras manos es un presente que se nos regala.
Al pensar en este tema, recuerdo el último episodio que aparece en el Libro de Ioná que leemos en Iom Kipur. Ioná estaba en el desierto, y de pronto crece un ricino y le da sombra. Ioná disfrutó de la sombra pero no dijo nada al respecto. No agradeció por este fenómeno sobrenatural pero tampoco le llamó la atención. Actuó como si éste hecho fuera lo que normalmente se espera. Pero al tiempo, el ricino desapareció y Ioná se enojó, protestó y hasta dijo que no valía de nada su vida. Cuando el ricino apareció, Ioná disfrutó sin decir palabra alguna. Pero cuando desapareció, sin haber trabajado ni haberse esforzado para que existiera, solo se quejó.



Cuántas veces actuamos de la misma manera. No agradecemos por todo lo que vivimos y tenemos en nuestra vida. Pero cuando sentimos que nos falta el mínimo detalle, no dudamos en quejarnos. Como si realmente fuéramos merecedores de recibir todo lo que deseamos.



Los invito a que en este Shabat reflexionemos sobre el Korbán Shelamim y sobre cómo solemos comportarnos. ¿Tendemos a agradecer por los regalos que nos da la vida, o a quejarnos por lo que se nos escapa de nuestras manos y no poseemos?



Sin duda, se requiere de un elevado nivel espiritual para poder agradecer por lo que se posee y no quejarse por lo que falta. Para ello, es necesario que desarrollemos nuestra espiritualidad potencial, para lograr estar en paz con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Solo entonces podremos realmente agradecer en vez de quejarnos, ser más humildes en vez de arrogantes y soberbios, para así poder ofrendar nuestro más sincero korbán Shelamim.


¡Shabat Shalom!

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